Capítulo 142
No importaba cómo cambiaba la situación, ella solo quería proteger a sus dos tesoros, asegurándose de que crecieran felices.
Al anochecer, Òscar regresó a casa, llevando comida en sus manos.
Al abrir la puerta, se sorprendió al ver que su hermano mayor estaba bebiendo de nuevo..
No tenía idea de cómo había encontrado su preciado licor, guardado durante años, y lo había bebido todo. Retuvo algunas lágrimas internas y dijo: “Hermano, si querias beber, podría haber pedido que te trajeran algo del bar. Esto estaba guardado para ser disfrutado lentamente en la vejez, y tú lo has acabado de un solo sorbo.”
Rápidamente puso la comida en la mesa y le quitó el vaso de un tirón.
Hermano, deja de beber, come algo primero.”
21 2 2 2 2 2 2 2 2 2 1⁄2 8 ~ PEE 2 25+
Rafael, al que le quitaron el vaso, no se enojó, simplemente se levantó y se fue a su habitación, ignorando los llamados de Óscar.
Resignado, éste limpió las botellas y los vasos. El licor derramado en la alfombra impregnó la habitación con su aroma, así que no tuvo más remedio que sacar la alfombra y dejarla afuera. Después de abrir las ventanas para ventilar, el olor finalmente se disipó
después de media hora.
Terminado esto, Óscar se fue a duchar y, envuelto en su bata, llamó a Simón.
“Simón, ven a mi casa mañana, llévate a mi hermano.” Tenía tantas botellas en casa que, si su hermano seguía bebiendo de esa manera, terminaría en el hospital por ingerir exceso de alcohol. No era tanto por el licor, sino por preocupación por la salud de su
hermano.
Así que o se iba de vuelta a casa, o tenía que irse con Simón. Simón nunca guardaba licor en casa.
“¿Por qué? ¿A dónde lo llevo?” Simón, al recibir la llamada de Óscar en plena noche,¿cómo podía ser tan desafortunado para llevarse a
su hermano?
*Puedes llevarto de vuelta a casa o a tu lugar, como prefieras.”
Después de colgar, Óscar se sintió un poco más aliviado. Todos los días lidiando con un borracho, uno casi podía llegar a emborracharse solo con entrar a la casa.
Al día siguiente, Simón llegó en su coche a la casa de Óscar.
“Oscar, ¿dónde se encuentra el hermano mayor?” Simón, al entrar, miró a su alrededor sin ver a su hermano por ninguna parte.
Óscar señaló con la barbilla hacia la puerta de una habitación: “Allá, en la habitación, está durmiendo. Ve y despiértalo.”
*Óscar, estás bromeando, ¿verdad? Si voy a despertar al hermano mayor, voy a acabar muerto.” Simón dio un paso atrás, haciendo el gesto de cortarse el cuello.
En ese momento, escucharon un ruido. Ambos giraron la cabeza y vieron cómo la puerta de la habitación se abría y Rafael salia con una mirada vacía.
Se podía ver que estaba apretando los labios, sus ojos estaban enrojecidos, y el aire frío que solía rodearlo se había tornado en desgano. Su apariencia descuidada irradiaba una sensación de desesperación, como si nada le importara ya.
Oscar ya estaba acostumbrado después de dos días.
Pero Simón realmente se sorprendió al verlo en ese estado,
¿Este… este es mi hermano mayor, siempre tan elegante y guapo?”
Rafael caminó directamente hacia el sofá y se sentó sin prestar atención a los dos que aún estaban parados en la puerta.
Ambos recobraron la compostura y se acercaron para sentarse a su lado, uno a cada lado.
“Hermano mayor, ¿qué te pasó para que terminaras en este estado? ¿Tuviste una pelea con la cuñada?”
Simón no pudo evitar preguntar.
Rafael bajó la cabeza sin decir nada.
“Bueno, voy a llamar a la cuñada entonces? Al ver esto, Simón sacó su teléfono, listo para llamar a Sofia.
Lama, llama, ¿por qué no dijiste que tenías su número antes?* Oscar también pensó que definitivamente tenta que ver con la cuñada.
La solución debla venir de quier causó el problema, ir a buscar a la cuñada era lo más seguro
No hace falta que la llames, estoy bien. Ve a la mansión y traeme mi teléfono. De paso recoge algunas prendas.
