Después de que mi esposo me engañó, ya no lo amaba novela
En el octavo año de matrimonio, mi marido me regaló 999
rosas.
Tan pronto como salí de la sala de operaciones, marqué el teléfono y solicité el divorcio con calma.
Al otro lado del teléfono, llegó una disculpa entre lágrimas de su amante:
-Señora Quintero, todo es culpa mía por decidir por mí misma. No te enojes con el Sr. Quintero.
Vicente la consoló suavemente durante mucho tiempo y luego solo me dijo: -Como desees.
Medio mes después lo volví a ver.