83 Visita la Mansión Sinclair
Cuando Bella aparcó su coche, se sorprendió al ver a Dax y Noora esperándola en la entrada.
Distrayéndose con la monada de su hijo, olvidó instantáneamente enviarle un mensaje al hombre que ahora solo miraba su teléfono móvil con una expresión
tensa.
Sintiéndose decepcionado porque Bella no le había llamado ni enviado un mensaje, Tristan subió al segundo piso con una expresión sombría, con la intención de descansar antes de la cena.
Pero apenas había subido unos escalones, y su teléfono vibró.
Se sonrió al sacar el teléfono de su bolsillo, sintiéndose feliz y preguntándose si por fin Bella le había mandado un mensaje. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció gradualmente cuando miró la pantalla del teléfono móvil.
Con reticencia, respondió:
-Ho-Hola Abuelo.
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—Niñato —el tono enfadado de Lewis resonó a través del teléfono. Haciendo que Tristan alejara el dispositivo de su oído pero aún así escuchando los murmullos de su abuelo.
-Prometiste venir a mi casa a cenar… No intentes
aya cancelar de nuevo. Si lo haces, le pediré a mi nuera y a mi adorable bisnieto que no te vean nunca más!
Tristan hizo una pausa, contemplando su próximo movimiento. Sacudió la cabeza ligeramente un segundo después, bajando al primer piso.
Había olvidado completamente este plan de cena. Si su abuelo no hubiera llamado ahora, podría haberse quedado dormido.
-¿Por qué te quedas callado? ¿Me escuchaste o no?
-Abuelo, si no puedes controlar tu ira como ahora, podrías terminar en la sala de emergencias -comentó Tristan casualmente, haciendo señas a Geoffrey para que preparara un coche para
él.
-Tu-Tú -Lewis no pudo evitar hacer una pausa para tomar un aire profundo.
-Respira hondo, Abuelo… -Tristan se rió al escuchar
–ala nar colmarne-
C
Aci
2:0
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Muy bien, hablamos luego. Estoy a punto de conducir allá. Adiós
¡Piip!
Tristan sacudió la cabeza ligeramente mientras caminaba hacia el patio. Vio a Geoffrey y a su conductor ya de pie junto a su Maybach.
-Maestro, ¿va a cenar en la casa del Viejo Maestro? – preguntó Geoffrey mientras le abría la puerta del coche.
Tristan no se subió inmediatamente al coche; se giró para enfrentar a Geoffrey.
-Sí. Pero, volveré para dormir aquí. Y, ¿podrías por favor comprar algunos de los regalos mejores y más caros para un niño de cuatro años? -instruyó Tristan. Quería darle a su hijo su primer regalo de encuentro.
Geoffrey se sorprendió al escuchar la orden de Tristan. Era la primera vez que se le pedía comprar tal regalo para niños.
-Maestro, ¿para un niño de cuatro años? -Geoffrey repitió la orden para asegurarse de no haberla
entendido mal.
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-Sí. Y además, habla con el chef para que prepare
comida saludable para niños de esa edad -la sonrisa de Tristan se amplió al llenarse su mente con pensamientos de su hijo. Ya se había imaginado su encuentro mañana y no podia esperar más.
La curiosidad de Geoffrey crecía cada vez más.
-Si puedo preguntar, ¿quién es este niño, Maestro?
La ceja de Tristan se alzó levemente mientras miraba a Geoffrey. -Por supuesto, mi hijo…
-¡Qué! -Esta era la primera vez que Geoffrey elevaba el tono ante su Maestro. Estaba completamente impactado.
¿Desde cuándo tenía Tristan hijos?
Espera, ¿cuatro años?
Cuando algo cruzó por la mente de Geoffrey, de
repente, sus rodillas se debilitaron.
-Ma-Maestro, ¿su hijo con la joven señora? -Geoffrey preguntó. Todavía no podía creer lo que estaba
pensando en ese momento.
-Sí, mi hijo con Bella. Lo siento, Geoffrey, si no te lo
Tristan mientras le daba unas
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palmadas ligeras en el hombro a Geoffrey.
Una sonrisa tenue apareció en sus labios antes de continuar, -Porque esto es un secreto. Y espero que no compartas esta noticia con nadie, incluidos mis padres. Hasta ahora, en la familia, solo el abuelo y tú saben sobre mi hijo.
-Ma-Maestro… -la voz de Geoffrey temblaba. Miraba a Tristan con lágrimas en los ojos; estaba conmovido al escuchar que su Maestro finalmente tenía
descendencia. Incluso había tenido un niño. Esto era como una bendición que venía del cielo. -Felicidades, estoy tan feliz por usted, Maestro. Estoy ansioso por conocer al joven Maestro… ¿Cómo se llama?
-Mi hijo se llama Daxton. Una sonrisa orgullosa enmarcaba el apuesto rostro de Tristan. -Bien, ya me voy. O si no, el Abuelo enviará a su guardaespaldas a capturarme… -Se rio y entro en el coche.
-Sí, maestro… -Geoffrey, levemente inclinado, miraba cómo el coche salía del patio. Inmediatamente se apresuró a entrar y hacer una llamada para comprar un regalo para el joven Maestro. Estaba ansioso por dar la bienvenida al hijo de su Maestro.
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Cuando el coche de Tristan entró al patio delantero de la Mansión Sinclair, instantáneamente, su expresión se tornó oscura. Vio el coche de sus padres estacionado cerca de la entrada.
Suspiro.
-¿Debería simplemente regresarme ahora? – murmuró mientras miraba a Alan, el mayordomo de su abuelo, acercándose a su coche. Después de ver a Alan de pie cerca de la puerta, salió del vehículo.
-Joven Maestro, bienvenido… -Alan inclinó un poco cabeza.
-¿Por qué Abuelo los invitó también? -preguntó Tristan mientras miraba el coche de sus padres.
-El Viejo Maestro no los invitó, pero vinieron sin ser invitados -explicó Alan.
Tristan suspiró profundamente mientras colocaba la mano en el bolsillo de su abrigo. Su mirada ahora estaba fija en la puerta.
-¿Debería entrar o no, Alan?
astro puede entrar… El Vieio Maestro ha
la
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estado esperando desde que llegó a esta ciudad. Si no te unes a su cena, podría enfadarse, y su presión arterial–Alan no pudo continuar sus palabras, demasiado temeroso de imaginar al Viejo Maestro enfermo por enojarse demasiado.
-Vamos, Alan… Si entro, no va a ser el Abuelo el que termine en la sala de emergencias, sino yo. ¿Conoces a mis padres, verdad?
Alan asintió. Sentía pena por el Joven Maestro Tristan. Intentó pensar en algo que pudiera hacerle quedarse.
Después de unos segundos, Alan finalmente recordó algo. -Joven Maestro, acabo de recordar algo. Sus padres vinieron para informar al Viejo Maestro sobre la Joven Señora.
Tristan se enfureció al escuchar sus palabras. Necesitaba encontrarse con su madre, pidiéndole que no se presentara frente a Bella de nuevo. No quería que Bella se asustara y que sus esperanzas de reunirse con ella se desvanecieran.
No le dijo nada a Alan y entró en la casa.
Alan seguía a Tristan desde detrás con una sonrisa en
tro Se sentía aliviado de que el Joven Maestro
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no hubiera cancelado esta cena de nuevo.
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Capitulo.82
