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Mi Exmarido Billonario Me Persigue Capítulo 227


227 ¿Quién mandó a estos

gángsters?

El hombre sonrió, mostrando sus dientes amarillos antes de decir en un tono bajo y ronco -Oye, belleza, deberías seguirnos…

Bella frunció el ceño, mirando al hombre en el medio

que la señalaba. Vio el tatuaje de la rosa roja en su cuello: recordó nunca haberse cruzado con este

hombre.

Luego, se volvió para ver a otros dos hombres.

También tenían expresiones y vibras similares, como el hombre del medio; todos parecían gánsteres. No eran buena gente.

Su puño se apretó. Intentó pensar más rápido sobre quién había enviado a esta gente para arrestarla. ¿Jessica? ¿Laura Kiels? Solo estas dos personas le

venían a la mente.

Leo miró por encima de su hombro.

-¿Los conoces?-preguntó en su tono bajo.

-No. Es la primera vez que los veo.

227 ¿Quién mandó a estos gángsters?

Leo giró su mirada hacia los tres hombres frente a

ellos. Les lanzó una mirada fría.

-¿Quién demonios son ustedes para pedirle que se vaya con ustedes? -preguntó Leo en un tono enojado –. ¡Muévanse, o terminarán en el hospital!

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Se volvió aún más furioso cuando los vio ignorarlo por completo. Solo miraban a Bella con una mirada

fascinada.

-¡Esta es mi última advertencia! ¡Muévanse ahora, o los enviaré directamente a su ataúd si siguen ahí parados! —Los ojos de Leo se contrajeron de molestia.

No les tenía miedo–tenía cinturón negro en Taekwondo y Muay Thai y había tenido dos años de entrenamiento de combate extensivo en la jungla de Borneo. Solo eran tres personas, aunque su tamaño corporal era más grande que el suyo. Y, si también eran buenos peleando mano a mano, estaba muy confiado de que, al menos, podría incapacitarlos el tiempo suficiente para que él y Bella consiguieran

refuerzos.

Los ojos de Leo todavía estaban fijos en ellos. Después de escuchar sus palabras, pensó que los tres tendrían

227 ¿Quién mandó a estos gángsters?

miedo o correrían como si tuvieran la cola entre las

piernas, pero casi se ahoga cuando se rieron de él.

‘¡Maldición! ¿Cómo se atreven a burlarse de mí? Parece que de verdad eligieron encontrarse con sus

ancestros. ¡Bien! ¡Entonces concederé su deseo!‘ Bella se acercó más a Leo y susurró:

-¿Estás seguro de que puedes manejar a los tres?

-No te preocupes, Jefa. Me encargaré de ellos. Solo necesitas estar a mi lado —le respondió Léo en un

susurro.

-Está bien, pues confío en ti… -Bella le dio una palmada en el hombro mientras miraba a los tres hombres, todavía riendo a carcajadas.

—¡Ja ja ja ja…!

¡Ja ja ja… ¿Qué mierda? ¿Un hombre bonito como tú se atreve a pelear con nosotros?

-Pft… -Bella casi se ríe en voz alta por las palabras del gánster, llamando a Leo ‘Hombre Bonito. Pero cerró la boca con fuerza cuando vio que el rostro de Leo se oscurecía como si una nube oscura colgara de su

cabeza.

227 ¿Quién mandó a estos gangsters?

-Hombrecito -gritó el hombre con el tatuaje de la rosa roja en su cuello-, no tenemos nada que ver contigo. Por favor, sal de este lugar. Nuestro asunto es solo con esta dama bonita. Ella necesita seguirnos

ahora…

—Ja, ja, ja… Sí… Sí… Lo que dice mi hermano mayor es cierto. ¡Piérdete! No tienes por qué demostrar tu fuerza porque puedo romper tus pequeñas piernas con

solo un movimiento.

-¡Corre antes de que desfigure tu bonito rostro,

amigo!

—Sí, sí… Rápido, quítate de en medio antes de que cambie de opinión, o te convertirás en una persona discapacitada por el resto de tu vida!

Leo cerró sus puños con fuerza, escuchando sus nalabras insultantes. Esta era la primera vez que enfrentaba a personas tan desvergonzadas. Su comportamiento calmado cambió repentinamente, como si toda su sangre estuviera hirviendo, corriendo por debajo de su piel facial.

Solo hay una opción para estas personas

despreciables: No podrán usar sus piernas nunca más!

227 ¿Quién mandó a estos gángsters?

Bella se acercó a Leo. En voz baja, sugirió:

-Leo, ¿estás seguro de que puedes pelear con los tres?

Si no puedes pelear con ellos ahora, corramos. Mi velocidad para correr es bastante rápida.

Sin embargo, Leo la ignoró.

-Les he permitido irse, pero parecen haber elegido ser enviados directo al infierno. De acuerdo… Bueno…

Bueno… Concederé su solicitud… -dijo Leo con una

sonrisa sarcástica.

Leo no podía creer que estos gánsteres despreciables se atrevieran a desafiarlo. No tenía motivo para alargar esto; necesitaba terminarlo rápidamente. Se subió las mangas de su camisa blanca hasta los codos, revelando sus brazos pálidos y musculosos.

Miró por encima de su hombro:

-Bella, ponte detrás -su expresión fría sorprendió a

Bella.

-Hmm… ten cuidado -dijo Bella. Nunca había visto a Leo tan enfadado. Sin embargo, tenía una gran preocupación: que Leo podría lastimarse y aún dudaba que pudiera hacer artes marciales.

227 ¿Quién mandó a estos gangsters?

-¡Tú deja de hablar! Ven aquí. ¡Romperé tus manitas! -gritó el hombre con el tatuaje de la rosa roja, seguido por las risas de sus otros dos amigos.

-Ja, ja, ja… Hermano mayor, déjame ocuparme de él.

-Déjame… ¡Hacer eso! -Otro hombre gritó.

Bella, que observaba a estas tres personas y a Leo intercambiando palabras, se impacientó. Quería silenciarlos con zapatillas debido a sus palabras insultantes hacia Leo, pero no podía hacerlo. Leo le advirtió que no hiciera nada, sino que esperara detrás mientras reprimía su enojo.

-No pidan perdón más tarde porque no se los

concederé… -Leo se rió entre dientes.

Se movió rápidamente hacia el hombre con el tatuaje de la rosa roja en su cuello. Con una patada voladora

1e aterrizó en su pecho, el hombre grande fue lanzado varios metros hacia atrás y cayó de nalgas contra el camino de piedra.

-AAAAARGH… Un grito de dolor resonó por el aire cuando el hombre con el tatuaje de la rosa roja aterrizó en el suelo, agarrándose el pecho. Nunca había sentido ese dolor sin nombre, como si alguien le

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227 ¿Quién mando a estos gangsters?

hubiera roto las costillas. Antes de que pudiera decir algo, la sangre fresca brotó de su boca.

-Cough… -Sus ojos inyectados de sangre miraron a

Leo con ira. Gritó:

-Mal…dición… tú, ¿cómo te atreves- el hombre no puede continuar sus palabras ya que otra sangre brotó de su boca.

-¡Cof! ¡Cof!


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