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Diario de una Esposa Traicionada Capítulo 412


Capítulo 412

Leticia se inclino hacia mi con curiosidad ¿Qué pasa, de quién es el mensaje?”

Apagué la pantalla: “De Camilo”

“¿É? ¿Qué quiere ahora, acaso no fue suficiente con su actitud en la cena? ¿Cree que no estuvo a la altura?” Comentó Leticia

“No es eso.” Me sonrojé un poco al decir. “Le duele la piema, probablemente sea una secuela de la explosión, tengo que ir a verlo.”

Leticia me miró fijamente, molesta Justo me preguntabas si alguna vez pondría a mi pareja antes que a mis amigos, ¿y ahora resulta que ai?”

Me apresuré a masajear sus hombros diciendo: “Let, ¿cómo podría hacer eso? Solo iné a echar un vistazo. ¿Qué te gustaria comer? Tetraeré algo cuando regrese.”

“Pero, ¿acaso no tiene novia? ¿Qué vas a hacer all??” Reproché ella.

“No es su novia.” Toqué mil oreja: “Es su hermana.”

“Está bien, está bien,ve Leticia se relajo y me empujó hacia la puerta.

En el camino al Chalet del Lago Azul, justo cuando iba a entrar al estacionamiento, el guardia me detura. Dijo que la administración habla implementado una nueva regla, prohibiendo la entrada de vehiculos extemos. Intenté llamar a Camilo, pero no contesto. No tue más opción que dejar mi auto en un estacionamiento cercano y bajo el préstamo de un paraguas del guardia, caminé hacia el complejo

A pesar de ser verano, el intenso aguacero me dejó empapada: mis zapatos de tacón y mi vestido largo se pegaron a mis piemas. Al entrar al ascensor, el aire frio me hizo estremecer.

Parada frente a la puerta de Camilo, levantó la mano y toqué el timbre. Poco después, la puerta se abrió y ali estaba Camilo, en una silla de ruedas, vistiendo una camiseta negra y unos shorts de cargo color oliva

Bajo la luz brilante, se vela cansado, su voz era suave:

“Señora Montes, venir a casa de un hombre a estas horas de la noche, no será dificil de explicar luego?”

Me quedé sorprendida: “No me enviaste tú el mensaje?”

*¿Yo enviarte un mensaje?*

Se rio como si fuera una broma, con una sonrisa fria: “Todavía piensas que soy tu perro faldero que viene cuando lo llamas?”

Rajé la mirada: “Entonces, supongamos que WhatsApp falld.”

Hice una pausa antes de mirarlo de nueva: “Site duele la pierna…”

“No te preocupes.” Me cortó framente: “Aunque me dolera hasta morir, no necesito que la esposa de otro se preocupe por mi,”

“Ehm… quiero deck, site duele la pierna, masajeala tú mismo, mejor me way.” Dije eso y me giré para ime

Su expresión se volvió aún más fria y levantó la mano para cerrar la puerta. Pero al verme completamente mojada, funció el ceño descontento y resopló.

“Entra y cambiate, no vaya a ser que te resfries y el presidente Montes venga a reclamarme”

“No importa…” Le dije.

“Clod. ¿te has acostumbrado a que te rueque y te mime? ¿No puedes entender cuando te hablo normalmente?” Interrumpió con firmeza, raro en

Sin decir una palabra, entre mientras él hacia espacio con su silla de ruedas.

Tus zapatillas están en el estante más alto.” Dijo eso en tono apagado y se dirigió al salón.

Abriel zapatero y efectivamente, en la parte más alta encontré un par de zapatillas, las mismas que usé hacían dos años cuando vinimos a comer asado. En ese estante, solo estaba ese par.

Camilo me observaba desde lejos, con una expresión fria: “La ropa la encuentras en el cuarto de Inés, escoge la que quieras, a ella no le molestard”

“En el baño hay toallas limpias.” Agregó,

“Entend do.” Asenti.

Ya había venido antes y recordaba el layout, cinco habitaciones y un salón, una era su domitorio principal. Una era el estudio donde rompi una alcancia, otra era la habitación para juegos, Habla dos cuartos para invitados, uno de Jazmin y el otro, naturalmente, era de Inés. No me detuve a elegir mucho, simplemente tome un vestido largo color verde oscuro y me camblé en el baño. Sosteniendo mi ropa mojada, sall y lo encontré trabajando en su notebook en el estudio

Parada en la puerta, después de una breve duda, hable: “Die a inés que lavaré su vestido y se lo devolvere.”

No me miró, solo emitió un monosisbo. “Hmm”

“Me voy, disculpa la molestia.” Estaba a punto de ime cuando lo vi intentar frotarse la pierna, como si le costara apoyarse en ellas, lo que parecis dificil

Capitulo 412

“Te doy un masaje.” Entré y dije: “He aprendido a dar masajes en estos últimos dos años, no soy mala en esto, ¿quieres probar?”

Esa situación, vaya que fue por azares del destino. Después de llegar a Francia, la anciana en el jardin vecino era de ascendencia china, con formación en medicina tradicional, muy hábil en masajes y acupuntura. Ella siempre fue muy amable conmigo, siempre que cocinaba algo delicioso, me enviaba una porción. Una vez, al ver que tenía molestias en la cervical, me dio un par de masajes, con efectos milagrosos. Incluso me preguntó si queria aprender.

Camilo soltó una risa burlona, diciendo con sarcasmo: “Tan dedicada a ser la perfecta esposa y madre?”

Me agaché, puse mis manos sobre los músculos de su pantorrilla, controlando la técnica, masajeando con una fuerza adecuada, Casi dos años aprendiendo, y nunca imaginé que llegaría el día en que lo usaría.

Mientras masajeaba, pregunté con cuidado: “¿Qué te dijeron los médicos sobre tu pierna, hay posibilidad de que te pongas de pie?”

*¿Ponerme de pie?” Camilo pareció sorprendido por un momento, antes de evadir la pregunta, diciendo de manera hiriente: “Realmente tienes buena técnica, se nota que has masajeado a muchos.”

Al ver que no quería hablar más del tema, asumi que estaba de acuerdo y no quise preguntar más, siguiendo la conversación: “Solo he masajeado a Almibar.”

“Almibar?” Preguntó dudoso.

“Si.” Asenti, levantando la vista para mirarlo, sonriendo levemente: “Es mi perro grande, pero es muy bueno, nunca trata de morderme cuando lo

masajeo.”

Camilo entrecerró los ojos peligrosamente: “¿Qué quieres decir? ¿Que soy peor que un perro?”

“No, eres más impresionante que un perro Respondi

“Cloé.” Su expresión cambió constantemente, finalmente se rio de forma exasperada “Asies como solias hablar con Isaac?”

“Ya me divorcié de él.” Bajé la mirada, presionando más fuertemente con mis dedos en su pierna, repitiendo “Camilo, me divorcie.”


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